21 Dic 2017

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Autor: Laura Antolín Peiró
21 Dic 2017

La Navidad es época de adornos, villancicos, turrones y reencuentros familiares, pero para muchos es también sinónimo de estrés y ansiedad.

Diciembre se ha convertido en un mes en el que los compromisos marcan el orden del día y el tiempo apremia: decorar la casa, regalos de última hora que comprar, comidas y cenas que organizar y a las que asistir, y, por si fuera poco, hay que ingeniárselas para compaginar todo esto con el trabajo.

Los excesos no son buenos, especialmente en Navidad, que pretendemos hacer demasiadas cosas a la vez y en muy poco tiempo. Parece casi más una carrera a contrarreloj, en lugar de unas fiestas de las que disfrutar en familia. De hecho, un estudio realizado por Lea McLeod señala que solamente el 41% de los hombres y el 27% de las mujeres son capaces de relajarse durante las vacaciones. No es de extrañar que el 56% de los trabajadores sufra estrés laboral durante las fiestas navideñas.

Ante este panorama, ¿qué podemos hacer para que el estrés no nos arruine las fiestas? Luxe Talent te propone siete consejos:

Deja todo organizado

Antes de iniciar tus vacaciones de Navidad, asegúrate de que dejas todo organizado en el trabajo, incluso si sólo te vas a tomar unos días libres. Crea un mensaje automático en tu correo electrónico avisando de que no estás en la oficina. Redacta el mensaje de manera profesional, incluyendo cuándo vas a volver y a quién pueden contactar mientras tanto.

Libera tu bandeja de entrada

Imagínate que, durante tus vacaciones, compañeros de trabajo y clientes han intentado mandarte e-mails, pero no los has podido recibir porque tu bandeja de entrada estaba llena. Sin duda, es algo que te puede acarrear algún que otro disgusto a la vuelta de tus vacaciones. Esta no es la mejor manera de empezar el año nuevo, así que asegúrate previamente de que tu bandeja de entrada tiene suficiente capacidad.

Anticipa y planifica

Durante las semanas previas a Navidad, confecciona una lista (realista) de todo aquello que tienes que hacer, tanto en el trabajo como en casa. La clave es priorizar. Decide qué es más importante y tiene que estar en lo más alto de la lista. Prescinde del resto.

Ponte plazos de tiempo razonables y, lo más importante, planifica pequeños descansos de vez en cuando. Esto te ayudará a prevenir el trastorno afectivo estacional (también llamado en inglés SAD), una forma de depresión ocasionada por el cambio de estación y cuyos síntomas suelen aparecer a finales de otoño, (¡justo a tiempo para las fiestas navideñas!). La falta de luz solar es uno de los principales factores del SAD, por lo que un paseo por la naturaleza te sentará bien.

Comparte responsabilidades

No eres ningún superhéroe ni tienes poderes mágicos, por lo que no trates de realizar todo tú sólo. Comparte la responsabilidad con otros. La Navidad es el momento de estar con la familia, así que ¿por qué no dejar que tus seres queridos te ayuden con los preparativos? Piénsalo de esta manera: te sentirás más relajado y disfrutarás de la compañía de tus familiares, así matas dos pájaros de un tiro.

Simplifica

Si durante tus vacaciones de Navidad, tienes que enviar tarjetas de felicitación, visitar a familiares o cocinar para grandes grupos, trata de simplificar estas actividades al máximo. Por ejemplo, puede que no sea necesario enviar felicitaciones a todo el mundo, envíaselas sólo a tus allegados más cercanos o no incluyas mensajes personalizados.

Lo mismo pasa con la comida. ¿De verdad tienes que cocinar tal cantidad de comida para todos? Quizá cada persona o familia pueda traer algo, o incluso se podría encargar la comida, ¿quién se va a quejar?

¡Que la comida no se te atragante! Disfruta de manera saludable

Una de las grandes tentaciones de la Navidad es la comida. Platos especiales y deliciosos que muchas veces engullimos sin estar siquiera hambrientos. ¿Por qué? El estrés de las fiestas puede llevarnos a caer en hábitos de alimentación poco saludables, como el comer en exceso o la alimentación emocional.

Antes que nada, pregúntate a ti mismo: ¿estoy comiendo porque realmente tengo hambre o porque me siento abrumado? Si comes para aliviar el estrés sin tener apetito, es posible que quieras tomar nota de los siguientes trucos.

Distribuye correctamente los alimentos en cada comida (pero no cuentes calorías), prioriza siempre alimentos saludables como frutas y verduras, frente a postres y dulces, y practica el “mindfulness”, o en este caso la “alimentación consciente”, es decir, escucha a tu cuerpo. Comer es una actividad que nos aporta consuelo gracias a sus efectos inmediatos. Sin embargo, no deberías de buscar consuelo en la comida. Trata de buscar otras alternativas para reducir el estrés y equilibrar tus emociones, como salir a correr, hacer yoga o leer.

Es muy fácil decirlo, lo sé, pero las consecuencias de este tipo de hábitos pueden ocasionar desde estómagos hinchados hasta trastornos metabólicos o sentimientos de arrepentimiento y culpa, por mencionar unos pocos.

Los regalos: Sé realista y ajústate a un presupuesto

¿Las compras de Navidad se escapan a tu control? Seamos sinceros, solemos aplazar las compras de Navidad hasta el ultimo momento y, luego, se nos echa el tiempo encima y nos apresuramos estresados a las tiendas, gastando al final más dinero del que hubiésemos deseado o incluso del que nos podemos permitir. ¿Cómo podemos evitar esto? Planeando las compras por adelantado. Si haces una lista de las personas a las que les quieres comprar regalos con suficiente tiempo, conseguirás no gastarte demasiado dinero en un sólo mes.

Asegúrate de establecer un presupuesto razonable y ajústate a él. Muchas veces las familias se sientes obligadas a gastarse más dinero del que pueden permitirse en regalos para sus familiars, pero recuerda que un buen regalo no tiene por qué ser caro. Podrías, por ejemplo, acordar hacer con tu familia un intercambio de regalos, como el amigo invisible. De esta manera, cada persona recibe un regalo y tú sólo te gastas dinero en uno.

Regalar una experiencia o algo significativo también podría ser una buena idea. Además, cada vez son más personas las que optan por mostrar el afecto a sus seres queridos con alternativas que van más allá de comprar regalos.

Si hay algo que nadie pone en duda es que la Navidad puede ser maravillosa y todos nos merecemos disfrutarla al máximo. Así que deja a un lado el estrés, la vida ya es suficientemente compicada.

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